culturadeseu: Desde Compostela para La Habana

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La primera vez que visité el bar El Puente, en Sar número 40 (Santiago de Compostela), fue por Suelen Estar Quartet y la experiencia fue más que gratificante y satisfactoria. Esta vez, al volver a casa casi a las dos de la madrugada, el sentimiento era similiar. Mucha energía, mucha pasión, muchas ganas de canturrear y de ser músico.

Todo comenzó el martes 24 de este mes en el bar A Reixa. Buena parte del staff del Twist & Shout Clube estaba en la ciudad, y la ocasión requería tomar unhas cañitas. Allí, en A Reixa, fue en donde coincidí con, entre otros, Alejandro Vargas (1980, Holguín) –que aparece en el video de la jam sesión posterior al concierto de Suele…– que se encontraba con Reynier Aldana (1982, La Habana), un amigo cubano que hace poco más de tres meses que está por Compostela. La cuestión es que tocaron juntos sólo una canción, y me quedé con hambre. Pero no había problema por que estarían el jueves actuando en EL Puente, bajo el lema Proxecto Jazz Trovando, A Terra e o Cimarrón y allá fui yo con mis bártulos.

Vargas al piano, Aldana con la guitarra y la voz, y Luis Alberto (1975) –aka L.A.R. Legido– en la percusión y los aparejos (entre los que se encontraron en esta ocasión una bolsa de plástico) fueron los componentes estables durante el concierto. Como, digamos, invitados, estuvieron un talentoso joven cubano y futura promesa llamado Joaquín Martínez con el clarinete y la trompeta; Eduaro Aiguesvives (1984, La Habana) –aka El Rubio, integrante de Free Hole Negro– en el contrabajo; el veterano Octavio Vargas Novoa (1968, A Coruña) en el bajo; y un chaval rubio que participó en la jam session tocando el saxo y cuyo nombre no tuve tiempo (me lié hablando mientras fumaba un cigarrito) de preguntar pero que podeis ver en el video de esta entrada, en una especial y bonita dialéctica con la trompeta de Joaquín.

Es importante saber, al ver los videos, que estos chicos estuvieron ensayando a penas tres días el repertorio cantado; como es costumbre en El Puente (un de los estandartes del free jazz en Compostela) hubo mucha improvisación, una atención del público fantástica, y muy buena onda.

Esta vez evité, por falta de tiempo y por que fueron muchos los músicos que intervinieron –Mr Walker ‘on the rocks’ también tuvo algo de culpa–, hacer entrevistas en profundidad. Todos ya ahora sabemos que vivir de la música es muy complicado. Para más, del free jazz. El Puente es un bicho raro, rodeado de libertis, shangongadas y establos* –sin pretensiones ofensivas para sus respectivos seguidores–, y que sin la entrega de su dueño no sería posible.